Metaverso, incógnitas jurídicas

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En la actualidad el Metaverso se encuentra en sus primeras fases de desarrollo. Distintas compañías están desarrollando sus propios mundos virtuales con la idea final de unificar todos los mundos para crear un Metaverso único (omniverso), un escenario en el cual la tecnología estuviera al alcance de todos.

El primer reto a combatir partiría de encontrar el equilibrio entre el derecho de los desarrolladores a recuperar su inversión y el beneficio que tal apertura supondría para la sociedad. Por lo tanto, si la propiedad del Metaverso recayera en un número reducido de organizaciones, esto acabaría con la competencia y dificultaría que pequeños desarrolladores participaran en el avance tecnológico.

Pero surgen otras problemáticas en el camino, como la seguridad del sistema (acceso, desarrollo, monetización…), donde se debe debatir si sería conveniente que cada desarrollador se protegiese, o si la defensa tendría que ser común, siendo regulada y estandarizada por una organización.

Dentro de esta preocupación por la seguridad encontraríamos la protección de la privacidad de los usuarios, problemática que existe actualmente con la búsqueda de un internet seguro que respete los derechos fundamentales de las personas. Pero este riesgo se vería agravado por las condiciones que presenta este nuevo mundo virtual, con lo cual se tiene que lograr un Metaverso que proteja al usuario contra la delincuencia en la red (ciberacoso, tráfico de personas, uso indebido de datos…), y que fomente las conexiones seguras. Y, como siempre, volvemos al mismo punto: encontrar al responsable más óptimo para el tratamiento de los datos.

Además, hay que tener en cuenta que la idea del Metaverso de sistema abierto (open source), que respete el anonimato de los usuarios puede generar mayores oportunidades para delitos fiscales. Por lo tanto, la vigilancia debe ser exhaustiva y constante para evitar malversación o blanqueo de capital, poniendo de nuevo encima de la mesa la necesidad de replantear los conflictos referidos a la economía digital.

Lo que está claro es que, como hizo Internet en su momento, el Metaverso tiene la capacidad potencial de transformar la sociedad tal y como la conocemos en todos sus ámbitos. Esto hace que la resolución de las incógnitas planteadas sea compleja y requiera un largo análisis y debate.

El cambio siempre trae más cambio, y si la sociedad entera se ve afectada por la irrupción del Metaverso también lo hará nuestro sistema #jurídico, que necesitará las adecuadas adaptaciones. En algunos supuestos se efectuarán grandes cambios, que serán necesarios para abordar y regular la nueva realidad. Así mismo, nuevos conflictos surgirán a medida que el Metaverso vaya avanzando y gane importancia y espacio en nuestras vidas.
3. Legaltech
Estamos inmersos en un mundo cada vez más digitalizado, donde la tecnología es indispensable en el presente, e indiscutiblemente protagonista del futuro. Pero en el mundo del derecho la adaptación tecnológica ha ido un poquito más lenta que en otros sectores; esto se puede deber al arraigo del sector con las tradiciones y los protocolos.

Para adaptar al sector a las nuevas condiciones llega el concepto de Legaltech, que es mucho más que usar mail o whatsapp en el trabajo, o de disponer de una web bien diseñada y posicionada. Se trata de fomentar el uso de la #tecnología y el software en el entorno jurídico, tanto como soporte, como en el procedimiento o en la fase de comercialización, es decir, el uso de tecnología para comercializar o prestar servicios legales.

Hay que tener cuidado y diferenciar el Legaltech del derecho digital, el cual regula las cuestiones jurídicas derivadas del uso de la tecnología en cualquier sector.

En países como Reino Unido o Estados Unidos cada vez suena más el concepto de Lawtech, que se emplea indistintamente sustituyendo a Legaltech, pero que presenta una serie de diferencias con este, aunque actualmente existe cierta controversia con este tema.

Hay quien dice que el Legaltech son soluciones para profesionales del sector, que le permiten hacer sus tareas de forma más eficiente y barata; y por otro lado, el Lawtech serían auto-servicios legales para pequeñas empresas o usuarios, sin necesidad de contar con profesionales. Es decir, el Legaltech es la herramienta para el abogado, y el Lawtech sustituye al abogado. Si lo entendemos así, el Lawtech requiere un alto componente de tecnología, de inteligencia artificial y de innovación para cumplir su función.

Otros consideran que el Legaltech hace referencia a tecnologías actuales de gestión empresarial, pero que será sustituido con los años por el Lawtech, que es más completo y amplio, y se entiende como la tecnología legal del futuro.

Por último, hay una corriente que directamente califica de erróneo el concepto de Lawtech, y defiende que el Legaltech es el concepto que recoge la tecnología legal actual y la futura.

Aunque haya cierta controversia en los términos, es cierto que la tecnología en el ámbito jurídico va a otro ritmo. Y esto no se puede permitir; el sector legal necesita adaptar la tecnología más puntera a sus necesidades.

Es por esto que desde Bálamo creemos firmemente en implementar tecnología punta en nuestros servicios. Por ello, hace años estamos trabajando en diferentes proyectos tecnológicos orientados al mundo del derecho, siendo uno de nuestros proyectos principales nuestra spin-off Lawint.