El sistema lineal de producción ha generado mucha riqueza y bienestar a algunos países, ayudando a su desarrollo y a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. No obstante, también ha creado un sistema insostenible ocasionando graves impactos negativos al medio ambiente, además de generar desigualdad social. Todo esto hace necesario la aparición de un nuevo sistema de producción, más justo y sostenible.
En este contexto de inestabilidad, distintas organizaciones y organismos internacionales han ido formando acuerdos, para la acción contra el cambio climático, que desembocan en el Acuerdo de París de 2015, promovido por la ONU. Estableciendo así el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 referido a la mejora de consumo y producción sostenible de los 17 objetivos de la Agenda 2030.
Algunos de los pilares fundamentales de este acuerdo son la búsqueda de soluciones contra el cambio climático y la necesidad de rediseñar el modelo de producción y consumo para impulsar un nuevo sistema económico verde y circular, fomentando así la sostenibilidad del planeta y garantizando el bienestar y la prosperidad de generaciones futuras.
Una economía verde y circular busca cerrar los ciclos productivos, dando circularidad a los flujos de productos, materiales y energéticos, optimizando de esta manera los recursos finitos hasta su máxima utilidad. Es decir, una vez la vida útil de un producto ha acabado,
debe ser incluido en un nuevo ciclo de producción, generando así menos desechos y ahorrando en la producción de nuevos elementos (valor en cascada); por lo tanto, este sistema es más respetuoso con el medio ambiente y se genera el mínimo impacto ambiental posible, desde las fases iniciales de la cadena de producción hasta el consumo final del producto o servicio.
Pero no solo hay que ver la economía verde y circular como un ejercicio de responsabilidad social o ambiental, sino como una oportunidad estratégica, ya que al incrementar la eficiencia y al minimizar los residuos se ahorra en costes de producción y energéticos, además de generar nuevos puestos de trabajo.
Extremadura ha decidido emprender la transición hacia este camino, lo que supone configurar un nuevo modelo productivo, readaptando el tejido empresarial a las nuevas condiciones, para así generar riqueza y empleo a través de las enormes posibilidades de la región.
De este movimiento nace Extremadura 2030, que pretende alinear la mayor parte de los recursos materiales y humanos existentes en la región para lograr una sociedad y una economía verde y circular, donde los ciudadanos sean protagonistas y participen de la innovación, la creatividad, la producción respetuosa de bienes y servicios, la creación de iniciativas empresariales verdes y la puesta en valor tanto de nuestros recursos naturales como de nosotros mismos.
Desde Bálamo apoyamos esta iniciativa; queremos un mundo más justo, más sostenible. Es por eso que promovemos la creación de empresas sostenibles y respetuosas con el entorno, y luchamos por la regeneración del tejido empresarial extremeño, no como observadores, sino como generadores del progreso. ¡Súmate al cambio!